Época: XX11
Inicio: Año 1925
Fin: Año 1940

Siguientes:
¿Qué es el Surrealismo?
Surrealismo y Dada
El Surrealismo ¿al servicio de la revolución?
Los excitadores del Surrealismo
La escritura automática
La genialidad de Max Ernst
Masson. La transformacion de la línea
Miró. La pintura como juego
Tanguy. Paisajes interiores
Chirico, el precursor
René Magritte. Tromper l'esprit
Dalí. Un perverso multiforme
Picasso y el surrealismo
El objeto surrealista
La escultura surrealista
Julio González. Dibujar en el espacio
El surrealismo entre el viejo y el nuevo mundo
El surrealismo en España

(C) Virginia Tovar Martín



Comentario

Fue Apollinaire el primero que en 1917 utilizó el término en "Les Mamelles de Tirésias", que subtituló "drame surréaliste". Pero hasta dos años más tarde, en mayo de 1919, Breton y Soupault no descubrieron la escritura automática, una de las bases más sólidas del surrealismo y un modo de escribir que, como ya vimos en Dada, había tenido precedentes importantes en Zurich con Tristan Tzara y alguno también en Apollinaire y sus poesías -conversaciones, compuestas en los cafés con un par de amigos-. La base de esta escritura es el azar, al cual se abandona el poeta, permitiendo que aparezcan libremente palabras, ideas y asociaciones sobre las que, en circunstancias normales, la razón ejerce una censura férrea.El propio Tzara llegó a París en 1919 y este mismo año Breton, Soupault y Aragon empezaron a publicar "Littérature", una revista que sirvió también de medio de expresión a Dada, cuyo manifiesto había fascinado a Breton. En 1921 el grupo dadaísta de París se tambalea con el Proceso Barrés y Breton se afirma en su interés por Freud, al que visita en Viena, y los sueños. El año 1922 marca otro hito: aparecen publicados los primeros poemas de escritura automática, "Les Champs Magnetiques", escritos por Breton y Suopault, y "Littérature" acoge colaboraciones de Picabia, Man Ray y Max Ernst. Pero el año del surrealismo es 1924. Desaparece "Littérature" y con ella los coqueteos con Dada, se crea la Oficina de Investigaciones Surrealistas, que dirige Antonin Artaud y que responde al afán experimental de los primeros momentos del surrealismo; muy pronto, se empieza a publicar "La Revolución Surrealista", una nueva revista, que será el boletín oficial del surrealismo -aunque luego aparezcan otras como "Le Surrealisme au Service de la Révolution" o la importantísima "Minotaure", en 1933, con un primer número dedicado a Picasso-. El acontecimiento más importante de este año es la publicación del Primer Manifiesto Surrealista, de Breton, con el cual el movimiento queda plenamente constituido y lo mismo la jefatura.Se trataba, hasta el momento, de un asunto, fundamentalmente literario, como lo había sido el futurismo, en el que el comportamiento y la política ocupaban los lugares más importantes -Artaud había dicho que su Oficina iba a ser un centro de readaptación a la vida-. Y no parecía muy claro que el surrealismo pudiera salir del campo de las letras. Así lo manifestó Pierre Naville un año más tarde: en el tercer número de "La Revolución Surrealista", que dirigía junto a Benjamin Péret, mostró su escepticismo respecto a la posibilidad de una pintura surrealista. "Nadie ignora que no hay pintura surrealista. Ni los trazos del lápiz dejados al azar de los gestos, ni la imagen que reproduce las figuras del sueño, ni las fantasías imaginativas..., pueden ser calificadas como tales". Breton contraatacó, tomó el mando de la revista y en el número siguiente empezó a publicar "El surrealismo y la pintura", que aparecería como libro en 1928 y constituía una estética surrealista, al tiempo que incluía numerosas reproducciones de pinturas. Ya por entonces formaban parte del grupo Masson, Max Ernst y Miró, aunque ninguno de ellos había firmado el primer manifiesto. Por fin, en noviembre de 1925 Breton abrió la Primera exposición surrealista, en la Galería Pierre, con obras de Hans Arp, Max Ernst, Man Ray, Paul Klee, Giorgio de Chirico, André Masson, Joan Miró, Pablo Picasso y Pierre Roy.A ellos se irían añadiendo muchos otros: Tanguy en ese mismo año, Dalí y Magritte en el 29, Brauner en el 32 y Oscar Domínguez en el 34; además de contar con aliados ocasionales de peso como Picasso, Duchamp o Picabia. A esta Primera exposición surrealista seguirían muchas otras, con galería propia, en la calle Callot, ya desde marzo.